domingo, 7 de marzo de 2010

EPICTETO ( 55 - 135 )

Desearías ser coronado en los juegos olímpicos y yo también por cierto,porque esto es muy glorioso;mas examina bien antes lo que precede y lo que resulte de tal empresa.Puedes emprenderla después de este examen.Es necesario observar exactamente reglas determinadas;no comer más de lo preciso;privarse de todo lo que lisonjee el gusto;ejercitarse, se quiera o no,a las horas establecidas durante el frío,y durante el calor;jamás beber fresco,ni siquiera el vino,sino muy poco y con medida;en una palabra entregarse por completo al maestro de los ejercicios como a un médico;y luego de esto ir a combatir,a los juegos;allí, ser tal vez herido,desconyuntarse un pie,morder la arena ser golpeado alguna vez,y,después de todo esto,ser quizás vencido.Con esta perspectiva,vé,si quieres,y sé atleta.Si no tomas esta precaución no harás otra cosa que bobear y jugar como los niños,que tan pronto simulan que son luchadores,como gladiadores,y que luego de tocar la trompeta y romper los juguetes,representan tragedias.Igual te sucederá;serás tan pronto atleta como gladiador,como filósofo,y en el fondo de tu alma,no serás nada;mas como un mono,simularas todo cuanto quieras hacer,porque no has examinado tus propósitos y obraste temerariamente y sin discreción guiado solamente por tu capricho.Del mismo modo muchas gentes,viendo un filósofo u oyendo decir que habla bien,pretenden serlo igualmente.

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La desventura de los hombres procede siempre de que ponen mal su confianza;son igual que los ciervos,que para huir del pájaro que amenaza caer sobre su cabeza,procurarn ponerse a cubierto,y van hacia las redes,donde mueren.

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He de morir cuando llegue la hora,pero moriré como debe hacerlo un hombre que sabe devolver lo que sólo en depósito se le ha dado.


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Cierto médico visita un enfermo y le manifiesta :Tenéis fiebre;privaos por hoy de tomar todo alimento,y no bebáis sino agua.El enfermo lo  cree,le agradece y le pasa.Un filósofo dice a un ignorante:Son desenfrenados vuestros deseos;vuestros temores son bajos y serviles,tenéis falsas creencias.El ignorante se irrita y se siente herido en su amor propio.¿A qué obedece esta diferencia?A que el enfermo conoce su mal,y el ignorante no conoce el suyo.


de Máximas,Editorial Tor,Buenos Aires.Versión de Marcelino A Ortiz

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